miércoles, 29 de diciembre de 2010

Solemne Misa de Nochebuena I



Solemne Misa de Nochebuena II



La Navidad Misterio de Amor y de Paz

Homilía pronunciada por el Sr. Cura Párroco, Pbro. Hernán Andrés Remundini, en la Solemne Misa de Nochebuena.


Queridos hermanos:

Como todos los años, nos reunimos en comunidad para celebrar con gozo el nacimiento del Salvador. Desde el siglo V, y hasta el día de hoy muchos llaman a esta Misa del 24, la Misa de Gallo. Esta denominación que ha caído un poco en desuso, está sin embargo, en sintonía con los datos que nos ofrece el Evangelio que escuchamos respecto de la hora en que nació el Salvador. La sagrada Escritura nos dice que cerca del pesebre donde se refugiaron María y José “… acampaban unos pastores que vigilaban por turnos sus rebaños durante la noche.”[1] Primer dato: era de noche cuando los pastores, anoticiados por los ángeles se acercaron a la Gruta de Belén a adorar al Niño Dios. La denominación “Misa de Gallo” refuerza el dato bíblico que nos dice que Jesús nació de noche, cuando comienza un nuevo día. Toma su nombre de distintos realidades; según escritos piadosos, fue un gallo del pesebre, el primer animal que presenció el nacimiento de Jesús, y con su poderoso canto, lo anunció al resto de la creación. También se denominaba “hora del gallo”, al cambio de la guardia pretoriana, muy de madrugada, que se avisaba haciendo sonar una especie de trompeta llamada gallus, que en castellano quiere decir gallo. Y por otra parte, los antiguos romanos denominaban “Canto del Gallo”, al comienzo del día, lo que explica el por qué, esta Misa, se celebraba a la medianoche, cuando no había tantos problemas de inseguridad, y cuando las familias estaban más unidas y asistían juntas a la Iglesia.

Desde hace tiempo, llamamos a esta celebración que se hace más temprano, pero que conserva los textos y oraciones de la Misa de Gallo, “Misa de Nochebuena”. Y este nombre, tiene también su importancia y su valor, ya no tanto centrados en el horario del nacimiento de Jesús, sino en el significado de ese acontecimiento para nosotros. En el inconsciente colectivo de todos los pueblos, mitologías y culturas, siempre la noche ha sido considerada en sí misma, mala, porque es sinónimo de oscuridad, de tinieblas, de confusión, de peligros y de muerte. Sin embargo, desde hace dos mil años, sólo una noche al año es declarada y llamada con razón Noche Buena, y es esta, la noche de la Navidad que es para los creyentes una noche de luz, de claridad, de verdad, de misericordia y de vida. En ella se cumplen las profecías de Isaías: “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.”[2]

Lo que hace buena a esta noche es, que la causa misma de la bondad entra en la historia de los hombres. Lo anunció el ángel de Dios a los pastores: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador que es el Mesías, el Señor.”[3] El nacimiento de Aquel que puede redimirnos del pecado y de la muerte, es el contenido de ese pregón angelical, es la gran noticia, la gran alegría para el pueblo de Israel, y para todos los pueblos de la tierra, y para todos los hombres de todos los tiempos, es el acontecimiento que hizo buena y santísima a esta noche que todos los años regresa en el "hoy" de la liturgia. El nacimiento del Mesías hace buena a esta noche porque pone de manifiesto, hace patente en el tiempo y el espacio, y revela el amor misericordioso y actuante de Dios por los hombres. Esta noche, como solemos cantar en aquel tradicional villancico alemán, es una noche de amor y de paz, por eso es una noche tan buena. Al mirar al pesebre lo descubrimos: Lo primero que nos conmueve, es ver al Verbo Eterno de Dios que ha asumido totalmente la naturaleza humana, como un frágil bebé envuelto en pañales, abrigado por el amor purísimo de su madre, el afecto protector de san José, el calor de las bestias, y recostado en el heno de los animales. Pero en lo más profundo, detrás de toda esa paupérrima realidad material, lo que se nos revela, es el amor irrefrenable Dioa: la manera que Dios eligió para redimirnos, empezó por la encarnación, por el hacerse totalmente hombre y alcanzó su cumbre y realización en la Pascua. En esta noche, la Iglesia nos invita a llenarnos de dulzura y gratitud al contemplar en el llanto y la sonrisa del niño Jesús, la luz esplendorosa del amor divino que disipa toda oscuridad y que nos devuelve la esperanza.

El papa San León magno decía en el siglo V que “el nacimiento del Señor es también el nacimiento de la paz”[4] Y es sencillo de explicar: la paz es uno de los frutos del amor; y si hemos dicho que la Navidad es la manifestación en el tiempo del amor actuante de Dios, entendemos por qué con Cristo, nace también la verdadera paz. Esta noche hemos dado testimonio de esta verdad al unir nuestras voces a las de los ángeles que al al anunciar el nacimiento de Jesús, también proclamaron su paz cantanto: “¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra, paz a los hombres amados por Él!”[5] Paz a todos los hombres, es el deseo que dirigimos a nuestros seres queridos y amigos, y que expresamos con nuestras saludos navideños. Ojalá que nunca se pierda esta hermosa costumbre de desear la paz en estos días. Sin embargo comprobamos que desear la paz cada año para Navidad no ha alcanzado para instaurar en el mundo un orden fundado en ella. Pensemos en nuestra Patria: estos días de diciembre, no parecen ser muy pacíficos para los argentinos; los acontecimientos que todos conocemos están más cerca de la violencia y la enemistad social, que cerca del auténtico espíritu de la Navidad.

Hay en el origen de esos conflictos, como tres grandes causas que generan problemas emergentes contrarios a la paz: en primer lugar, vivimos una crisis de legalidad. Los argentinos, como sociedad no hemos sabido dar importancia a las leyes en el ordenamiento de la convivencia social. Se ha extendido la actitud de considerar la ley no como norma para cumplirse sino para negociarse, o lo que es peor para transgredirse. Se exige el respeto de los propios derechos, pero se ignoran los propios deberes y los derechos de los demás. No tenemos, como pueblo, respeto a ningún tipo de ley, ni interés por el funcionamiento correcto y transparente de las instituciones económicas y políticas, por eso tenemos los gobiernos que nos merecemos, porque no nos comprometemos. La corrupción generalizada en todos los ámbitos del poder, es el signo más elocuente del descompromiso y la no participación de los ciudadanos de bien; en segundo lugar, con el paso de los años, y las sucesivas crisis nacionales, se ha debilitado terriblemente el tejido social, se han relajado las normas sociales, así como las reglas no escritas de la convivencia que existen en la conciencia de cualquier colectividad bajo formas de control social que corrigen las conductas desviadas y mantienen a la sociedad unida y debidamente cohesionada. La fragmentación y la frágil cohesión social, el individualismo y la apatía han introducido en distintos ambientes de la convivencia humana la ausencia de normas, que tolera que cualquier persona haga lo que se le antoje, con la certeza de que nadie dirá nada; y en tercer lugar, vivimos una crisis de moralidad. Cuando se debilita o relativiza la experiencia religiosa de un pueblo, se debilita su cultura y entran en crisis las instituciones de la sociedad con sus consecuencias en la fundamentación, vivencia y educación en los valores morales. Siendo un pueblo profundamente religioso y cristiano, se han debilitado en la vida ordinaria las grandes exigencias de la moral cristiana: desde el imperativo primordial «¡No matarás!», hasta el consejo evangélico que nos llama al amor extremo de entregar la vida por los demás. Cuando la falta de respeto a la dignidad y la integridad de las personas, la mentira y la corrupción imperan sobreviene el desastre.

A la luz de estos signos, no podemos dejar de preguntarnos ¿Dónde ha quedado esa paz que supuestamente nos trajo aquella primera Navidad, y que nos deseamos desde entonces cada año? La respuesta es sencilla: Si constatamos que no hay paz en nuestra nación, esto significa que no hay suficiente amor, porque como ya dije la paz brota del amor. Así como a una persona que no ha recibido amor le cuesta encontrar su serenidad y equilibrio interior, su paz espiritual, de la misma manera un pueblo donde no se vive el amor como valor fundamental, es un pueblo que va de discordia en discordia, de crisis en crisis, de conflicto en conflicto, y donde sólo se pueden lograr períodos esporádicos de cierta tranquilidad, pero nunca la paz verdadera.

No debemos desalentarnos. En esta noche de amor, en esta noche de paz, no dejemos de mirar la enseñanza que nos presenta el pesebre; que es la misma que nos ofrece la cruz: sólo el amor verdadero, puede ser causa de la paz que deseamos desde hace tanto y que siempre parece escaparse de nuestras manos. Porque solo el amor garantiza la verdadera tolerancia, la justicia, la igualdad, la solidaridad, y también la responsabilidad de los gobernantes, quienes tienen el destino de los pueblos en sus manos, para tomar decisiones acertadas respetando el bien común. Sólo del amor surgen las buenas intenciones, la educación integral, la comunicación y el intercambio de ideas, el compromiso con las instituciones, el respeto por el otro. El amor nos enseña a valorar las pequeñas grandes cosas de todos los días; la familia unida, el pan en la mesa, la dignidad del trabajador que gana su sustento honradamente, el trato cordial con los vecinos, los jóvenes que estudian y se preparan para ser personas de bien, los niños jugando, un abuelo que sonríe, un bebé que duerme, y así podemos continuar la lista, etc. En síntesis, sólo el amor es causa de la paz. Que en esta noche cuando a las doce nos demos el saludo de la paz, recordemos que la Navidad nos invita a ser constructores de una nueva civilización fundada en el amor: esta es la enseñanza que hace dos mil años nos dejó el Señor cuando nació en Belén, y que todavía no hemos aprendido del todo. Sólo cuando la aprendamos, el deseo navideño de paz dejará de ser un deseo para transformarse en una realidad. ¡Que el Niño Dios nos bendiga y ayude!



[1] Lc. 2, 8.

[2] Is. 9, 1.

[3] Lc. 2, 10-11.

[4] S. León Magno, Homilía de Navidad; “El Misterio de Navidad”, Ed. Patria Grande, 1992. pag. 39.

[5] Lc. 2, 14.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Pregón Navideño por calle 12




Pregón Navideño por calle 12





Los niños de nuestra Parroquia cantaron villancicos en la calle 12. Aquí testimonios fotográficos.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Comienzo de las Fiestas Patronales





El Viernes 3 de diciembre, con la solemne bendición de la Marquesina alusiva al año jubilar de las bodas de oro de la Parroquia, se dio inicio a la Novena en Honor de Nuestra Señora de Guadalupe.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Novena en Honor de Nuestra Señora de Guadalupe


El próximo 3 de diciembre comenzará la Novena en honor a la Virgen de Guadalupe, patrona de nuestra Parroquia. El cronograma de actividades es el siguiente:

Viernes 3 de Diciembre: 19 hs. Santa Misa. María y los niños y jóvenes. Invitados: Ministerio de Educación, UCALP, Colegio J. M. Estrada, Escuelas del Estado y Hogares de Menores. (Coordina Catequesis y Scouts) Bendición del Cartel de las Bodas de Oro.

Sábado 4 de Diciembre: 19 hs. Santa Misa. María y los enfermos. Invitados: Sanatorio Argentino, Hogar Marín y Hogares Geriátricos de la jurisdicción parroquial. (Coordina A.C.A.)

Domingo 5 de Diciembre: 19 hs. Santa Misa. María y las familias. Invitados: Consorcistas y Encargados de Edificios. (Coordina Liga de Madres de Familia y Renovación Carismática)

Lunes 6 de Diciembre: 19 hs. Santa Misa. María y los servidores. Invitados: Policía Departamental, Taxistas, Remiseros y Colectiveros. En la Misa se bendecirán las llaves de móviles policiales, remises, taxis y colectivos. (Coordina CARITAS)

Martes 7 de Diciembre: 19 hs. Santa Misa. María y las comunidades. Invitados: Círculo Francés, Club Vasco, Club Atenas, Club Everton. (Coordina Eventos)

Miércoles 8 de Diciembre: Solemnidad de la Inmaculada Concepción: 10:30 y 12 hs. Santa Misa.
19 hs. Misa Solemne. María y los consagrados. Fin de la Misión Bíblica. Invitados: Hnas. Canonesas de la Cruz; Hnas. de Marta y María; Sacerdotes cercanos a la Parroquia. (Coordina Misioneros y Grupo de Universitarios)

Jueves 9 de Diciembre: 19 hs. Santa Misa. María y la Eucaristía. Oramos por las Vocaciones. (Coordina Ministros de la Eucaristía)

Viernes 10 de Diciembre: 19 hs. Santa Misa. María y los trabajadores. Invitados: Comerciantes de la calle 12 y adyacencias, Bancos y gremios. (Coordina Equipo de Liturgia)
20 hs. Concierto Coral en honor a la Virgen María, Cantoría “Ars Nova”

Sábado 11 de Diciembre: 20 hs. Santa Misa. María y la Parroquia. Oramos por nuestra Comunidad Parroquial. (Coordina Equipo de Liturgia)

DOMINGO 12 DE DICIEMBRE: SOLEMNIDAD DE NTRA. SRA. DE GUADALUPE
12 hs. Santa Misa
20 hs. MISA SOLEMNE DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.Comienzo del Año Jubilar de las Bodas de Oro de la Parroquia.Preside el Señor Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer.
21 hs. Ágape Fraterno en el Salón o el Jardín Parroquial. Las tarjetas se adquieren en secretaría Parroquial del 1 al 10 de Diciembre.